Después de tres meses de inactividad, con un otoño de lluvia, nieve y granizo en el que no hemos visto el sol, el 21 de diciembre, en una mañana radiante, subimos al Pico Liguardi. No se madrugó mucho, así que empezamos la ascensión más tarde de las diez desde el pueblo de Abiada. Nos esperaban novecientos metros de desnivel cubiertos de nieve blanda.
Reinosa, el pantano del Ebro y la niebla sobre el norte de Burgos.
Un poco más abajo de la cumbre improvisamos "el campamento" para comer y descansar un poco antes del duro descenso... para los de raquetas, los que llevaban esquís bajaban cantando.
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