31 de julio de 2008. Hemos dejado los cohes en el pueblo de Vidrieros a orillas del Carrión donde, si el tiempo lo permite, nos bañaremos a la vuelta. La subida al Curavacas por la cara sur comienza con un agradable paseo por una senda bordeada de fresnos, alisos y abedules. Pronto el camino empezará a picar hacia arriba.
Después de aproximadamente una hora de subida y tras haber dejado atrás las praderías del Resollar, el camino gana altura por las primeras pedreras. Si el día es caluroso y no corre viento, la ascensión se vuelve en este tramo muy penosa.
El descenso es rápido, clavando talones en las pedreras y corriendo por ellas, se hace divertido. Aún así, el cansancio cuando se llega a Vidrieros, es considerable. La solución, un baño en el río Carrión y una cervecita en el pueblo. Los efectos son reparadores después de un largo día de montaña.