miércoles, 5 de noviembre de 2008

Subida al pico Curavacas (2.520 m)

31 de julio de 2008. Hemos dejado los cohes en el pueblo de Vidrieros a orillas del Carrión donde, si el tiempo lo permite, nos bañaremos a la vuelta. La subida al Curavacas por la cara sur comienza con un agradable paseo por una senda bordeada de fresnos, alisos y abedules. Pronto el camino empezará a picar hacia arriba.

Después de aproximadamente una hora de subida y tras haber dejado atrás las praderías del Resollar, el camino gana altura por las primeras pedreras. Si el día es caluroso y no corre viento, la ascensión se vuelve en este tramo muy penosa.


Paisaje típico de la subida al Curavacas por la cara sur: conglomerados recubiertos de líquenes amarillentos e interminables pedreras. Estos canchales, que a la vuelta serán una divertida autopista por la que bajaremos corriendo, en la subida se hacen interminables. Todos ellos confluyen en la canal que se conoce como Callejo Estrecho y que nos conducirá hasta muy cerca de la cumbre, dando vistas hacia los puertos de Pineda en el norte.


En algunas partes de la canal (Callejo Grande) que nos pone en la cresta cimera, hay que echar las manos. Se trata de pequeñas trepadas por rocas con perfectos agarres (conglomerados) y sin "nada de patio", por lo que la progresión no entraña más dificultad que el cansancio.



Vistas desde la cumbre principal: en el primer plano, el pozón del Curavacas; en medio de la foto, Peña Prieta y Tres Provincias; al fondo, los Picos de Europa.


Los más animosos del grupo no están conformes con haber hecho la cumbre principal (cima oriental 2.520 m) y se "complican la vida" subiendo a la cima central (2.450 m) A la derecha se aprecia toda la arista oriental del otro gigante palentino: el Espigüete.


El descenso es rápido, clavando talones en las pedreras y corriendo por ellas, se hace divertido. Aún así, el cansancio cuando se llega a Vidrieros, es considerable. La solución, un baño en el río Carrión y una cervecita en el pueblo. Los efectos son reparadores después de un largo día de montaña.