viernes, 1 de agosto de 2014

Cascadas de Mazobres y picos de Arra y Cutulillos


Saliendo del párking del Espigüete (2 km. antes de llegar a Cardaño de Arriba) arranca una pista que bordea toda la cara norte de esta montaña. A mitad de camino la pista se bifurca a la izquierda para subir hasta un refugio; nosotros seguiremos de frente por el ramal principal hasta llegar, en apenas tres cuartos de hora, a la primera de las cascadas que, a pesar de lo avanzado del verano, todavía conservaba un buen caudal.


Después de las fotos obligatorias a la cascada desandamos unos 300 metros el camino para coger a la izquierda (suroeste) un sendero bastante perdido marcado, sólo de vez en cuando, por algunos hitos. La idea es subir hasta el cordal que une el Espigüete y el Murcia para contemplar en todo su esplendor  la pared norte de este gigante calizo.


El camino discurre justo por la unión del desierto de rocas calizas que desciende del Espigüete con los conglomerados y las escobas típicas de la Cordillera. Empleamos casi una hora en subir desde la primera catarata hasta el collado.


Collado de Arra (1993 m). Las vistas de todo el espolón occidental del Espigüete hasta la cumbre principal (cima oeste, 2450 m) son inmejorables.


A partir de aquí, el cordal es una suave sucesión de diferentes cimas por encima de los dos mil metros: el Pico Arra (2034 m), el Alto de los Cutulillos (2041 m) y los Altos de la Hoya de Martín Baquero. Al llegar a este último, la suaves lomas se convierten en una aguda cresta, difícil de trepar, complicada por el lado leonés porque había que perder mucha altura y no conociendo la posibilidad de pasarla por el lado de Cardaño, decidimos bajar al fondo del valle hasta encontrar la segunda cascada y volver a retomar la pista original. Así completamos el circuito.


Ya bajando, al tomar dirección sureste, las vistas del Espigüete se vuelven espectaculares: se observan perfectamente las dos cumbres y, en medio de las dos, el empinado corredor norte todavía con neveros.


En hora y media de descenso encontramos la segunda cascada y desde allí un sendero nos llevó en apenas diez minutos a la primera. Luego la pista, el párking y, por último, un baño reparador en el río.


sábado, 12 de julio de 2014

Buscando los Pozos de Vargas

La idea que llevamos el pasado 10 de julio era llegar hasta los Pozos de Vargas subiendo desde Portilla de la Reina. Seguimos una pista que remonta el valle de Lechada. Al poco de adentrarnos en dicho valle encontramos curiosas murallas rocosas como las de la foto.


Al cabo aproximado de una hora, hay que abandonar la pista principal que llega hasta Bobias para tomar otro ramal que sale a la derecha (sur) y que se adentra en sucesivas zonas de pastos por los que discurre el arroyo que baja del Cuartas.


Tras una hora y media larga de camino y de llegar a los últimos pastos hubo que interpretar el mapa... No encontramos ni hitos ni rastros de senderos. Optamos por girar a la izquierda (este) aproximadamente en la zona en la que, tal y como se ve en la foto, confluyen varios arroyos. La subida muy pindia, entre escobas y mucha maleza, resultó bastante penosa. Por fin, y después de mucho renegar, salimos a un terreno más despejado de un valle evidente al final del cual se adivinaba una cubeta en la que podrían estar las lagunas.


Así la encontramos de repente. Siempre habíamos visto estas lagunas desde la cumbre del Cuartas y ahora no las ves hasta que prácticamente no llegas a su orilla. Esta es la laguna inferior, situada algo por encima de los 2.100 metros de altura.


Y mirando hacia el norte sus aguas adquirían este bello color turquesa. Y al fondo el macizo occidental de los Picos de Europa.


Por la pequeña cascada del fondo desagua la laguna superior a la que nos dirigimos subiendo unos pocos metros más.


Laguna superior de Vargas. Típica laguna glaciar, redonda y colgada en una cubeta de paredes muy verticales en las que en pleno verano todavía se conservan pequeños neveros.



domingo, 20 de abril de 2014

El Párdigo (2004 m)

13 de abril de 2014. La primavera apenas está apuntando en el Alto Carrión. La foto está tomada en las praderías que rodean el pueblo de Triollo.


Apenas un kilómetro a la salida de Triollo, en la carretera que une este pueblo y el de Vidrieros, se inicia la ruta de subida al Párdigo. Nosotros cogimos una pista que discurre por el cordal que separa los valles laterales de Valdetriollo y Valdenievas para, a mitad de camino, abandonarla y seguir por un ancho cortafuegos. A lo largo de la subida por este cortafuegos las panorámicas de la cara sur del Curavacas son inmejorables.



Hacia los 1840 metros se llega hasta el Alto del Corcal y siguiendo por él se conecta con el cordal que baja desde el extremo occidental del macizo del Curavacas. El entronque entre los dos cordales - el que sube de Triollo y el que baja del macizo del Curavacas- se hace en un suave y redondeado dosmil del que no llegamos a estar seguros de su nombre y altitud exacta. Nos quedamos con el mapa de Luis Alejos y pensamos que es el Alto Prieto (2017 m). En cualquier caso, las vistas de la famosa arista oriental del Espigüete son extraordinarias.



Y éste es el Párdigo visto desde el Alto del Corcal. Subiremos a la cima por la arista norte (derecha de la foto) y luego bajaremos por la oriental (la arista del primer plano de la foto) hasta conectar con una  pista que subía hasta unas antiguas minas de blenda y que recorre todo el valle de Valdetriollo.



Vistas (norte) desde la cima del Párdigo:  Curavacas, el Alto del Corcal en medio de la foto y a la izquierda la cuerda de cumbres y suaves collados que baja desde el mismo macizo del Curavacas y que termina en la cumbre del Párdigo, el dosmil más al sur del Alto Carrión. El Párdigo es una cumbre modesta y de fácil ascensión, pero es un mirador privilegiado para admirar dos gigantes como son Curavacas y Espigüete.



Y ya bajando del Párdigo. Se aprecia la potente inclinación de su cara norte y su fisonomía caliza, propia de su omnipresente vecino, el Espigüete.